miércoles, 2 de febrero de 2022

Libro - PdF.- Manuel PELÁEZ DEL ROSAL.- El piloto de la Real Armada Española Francisco Sánchez Crespo (Priego 1754 - Mayagüez, Puerto Rico, 1814), Córdoba 2021, 24 páginas.


Enlace de acceso al pdf.

https://drive.google.com/file/d/19EqdY33q5kWedYorizM_gRwfdqOs9F9n/view?usp=sharing

Traemos hoy a nuestras páginas la historia de un prieguense ilustre prácticamente desconocido o ignorado, pero que merece ser considerado tanto por su talento, como por la huella que ha dejado en una de las obras clásicas de la literatura universal, “Veinte mil leguas de viaje submarino”, del inmortal Julio Verne.

En este libro difundido por los cuatro puntos cardinales se le llama “Capitán Crespo”, y se le honra como descubridor de una remota isla del Océano Pacífico a la que se le bautizó con el segundo de sus apellidos.

El internauta Francisco Rodríguez se pregunta si alguno ha oído hablar de la isla Crespo y se responde: “Lo normal es que no, porque la isla Crespo no existe. Es una isla fantasma que el capitán español Crespo creyó descubrir en 1801 y que apareció durante décadas en los mapas, pero nunca más se volvió a encontrar”. A renglón seguido añade: “Pero si les pica la curiosidad hagan lo siguiente: busquen la isla Crespo en Google Maps... El paseo por el bosque submarino de Crespo, en el Pacífico subtropical, es uno de los pasajes más memorables de la novela”. Equipados con sus trajes de buzo emprenden camino hacia las profundidades que rodean la isla”. Y finalmente el comentarista agrega “...allí mismo sitúa Verne el linde del bosque submarino de Crespo donde destacan gigantescas algas pardas conocidas... demás de 500 metros de longitud”.

En tiempos recientes algún analista, autor de la edición de la obra de Julio Verne, publicada en Cátedra, para la colección Letras Ejemplares, me refiero a Miguel Ángel Navarrete, andaluz de Torreperogil (Jaén), ha indagado en el personaje que se esconde tras el nombre de Crespo para concluir que se trata de Francisco Sánchez Crespo, natural de la villa de Priego.

No tienen desperdicio las cartas que el renombrado investigador y literato escribe al capitán Crespo en marzo, abril y mayo de 2019. En su interno ya nos revela que fue navegando en el barco Rey Carlos en el que nuestro protagonista creyó divisar el 15 de octubre de 1801, cuando tenía poco más de 47 años, la isla Rica de Plata, que años más tarde bautizarían en libros, atlas y cartas de navegación como “la isla de Crespo”. Ya era un marino experimentado, pues llevaba navegando más de 30, desde que en 1768 y como grumete había zarpado en un buque patrio. 

El mismo comentarista de Verne revela que fue en 1836 cuando en la obra Océanie ou cinquième partie du monde, de Grégoire Louis Domeny de Rienzi, se dice que “más al norte (del Pacífico) hacia los 32o 46’ de latitud y los 167o 50’ de longitud oriental se encuentra Crespo, llamada así por Crespo, capitán español que en 1801 reconoció esa roca, la cual parece ser “la Roca de Plata de las antiguas cartas”, datos que años después en 1840 reproduce en su Dictionnaire usuel et scientifique de géographie, al referirse a Micronesia.

Hoy la ciencia habla de la isla que nunca existió, habiéndola hecho desaparecer de la cartografía por esta causa. Pero “el genio de Verne hizo que existiera y que perdurase en la literatura una isla que navíos de muy diversos pabellones intentaron hallar durante varios siglos, no demasiado alejada de las costas de Japón... y a sabiendas de que le ofrecía un escenario más próximo a la leyenda que a la realidad geográfica, nos hizo visitar sus bosques submarinos en una serie de episodios que tenían y continúan teniendo para el lector mucho de ensoñación, similar a la que vivieron tantos marinos ... que creyeron vislumbrar los contornos de unas islas mitológicas y cargadas de riquezas allí donde no existía más que la inmensidad del gran Océano”.

¿Qué fue lo que realmente le ocurrió al piloto Crespo en aguas del Pacífico?