lunes, 24 de septiembre de 2018

Un Simposio para un Centenario


UN SIMPOSIO PARA UN CENTENARIO
Manuel Peláez del Rosal
Exvicerrector de Ordenación Académica
de la Universidad de Salamanca


Hacía 37 años –ya es decir- que no participaba en un acto universitario en Salamanca. El anterior –“decíamos ayer”- lo fue con motivo de la apertura del Curso Académico 1981-82. Me despedía del Alma Mater para incorporarme al claustro de la Universidad de Córdoba. No me resisto por ello a expresar mis sentimientos, ahora, cuando estoy próximo a convertirme en octogenario –friso los 76-.


Ante todo vaya por delante mi agradecimiento a mis anfitriones, liderados por el prof. Caballero Bono, de la Pontificia. De él partió la idea y a él le debo mi presencia en el simposio organizado por el Instituto de Pensamiento Iberoamericano, con el título “Conquista y evangelización de América y Filipinas: siglos XV-XVII”.

Antes de nada, y volviendo la vista atrás, sin temor a convertirme en estatua de sal, he de referirme a Salamanca, la ciudad, y a sus universidades en particular- que es lo mismo-. Salamanca, lo es y lo fue, una urbe cultural por antonomasia, en sentido propio. La ciudad es Universidad, esencialmente Universidad, y viceversa. No nos engañemos. Lo he comprobado en mi carrera por Europa y América. Por sus calles transitan y trasiegan centenares de estudiantes y no menos cavilosos maestros del saber, que hacen de ella su patria y su casa durante sus estudios y su magisterio. Este espíritu -el alma- lo percibe hasta la rana encaramada en la fachada de acceso al emblemático y antiguo edificio –que no viejo- de las Escuelas Mayores, en el que se residencia el Paraninfo y la Biblioteca General Histórica. Recuerdo la emoción que me sacudió el tuétano del corazón el día en que la atravesé por vez primera, con la misma vehemencia o, tal vez, más. Y ahora compruebo ensimismado el éxtasis de tanto turista y curioso que no sale de su asombro al ver el elegante renacimiento allí contenido.

Pero voy al grano de mi circunstancia y de la motivación de estos recuerdos y reflexiones, cuyo argumento he encontrado en la opinión vertida en este querido diario, LA GACETA, del sábado 17 de los corrientes. “Me apena –dice el comentarista- que el VIII Centenario de la Universidad, algo al alcance de muy pocos en el planeta, esté pasando sin pena ni gloria”.

Discrepo por lo que atañe al evento en el que he participado. El simposio de referencia ha sido sin duda uno de los de más alto nivel nacional e internacional a los que he asistido. Veintidós ponentes y comunicantes hanefectuado un barrido temático sobre cuatro postulados: “América y Filipinas antes de la llegada de los españoles”; “Soldados”; “Misioneros” y “Profesores”. No se puede abarcar más por lo que respecta al título de la convención. En consonancia con la temática todas las intervenciones sin excepción han sido novedosas y de primera calidad. Medio centenar de asistentes inscritos o matriculados de aquí y de allá han propiciado la discusión y el diálogo. El VII Simposio Internacional del Instituto de Pensamiento Iberoamericano (el IPI) ha sido un éxito, sin cortapisas.

El libro que próximamente se edite con las aportaciones dará fe de lo expresado, honrando el VIII Centenario de la Universidad de Salamanca, que fue el modelo académico adoptado en América, y cuyo radio de influencia está patente en ambos hemisferios. Un timbre más de gloria para las aulas en las que sentaron cátedra tantos personajes ilustres que convirtieron a la ciudad en un referente mundial.

¡Loados sean Unamuno y Fray Luis!



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